IMPORTANCIA DE LA MEDICINA FUNCIONAL EN LA SENECTUD


 

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En el terreno de la senectud, la medicina funcional se ocupa de tres acciones:

  • la prevención
  • la regeneración
  • mejorar la calidad de vida del individuo

 

No es posible impedir el envejecimiento, pero sí retrasarlo y hacer de éste una experiencia no traumática.

Poseemos una determinada carga genética desde el nacimiento, sin embargo, la activación de esos genes dependerá de cómo vivamos y de las influencias tóxicas a las que hayamos estado expuestos.

En definitiva, el estilo de vida determinará el funcionamiento del organismo y su ritmo de decrepitud.

Hay evaluaciones diagnósticas con estudios sofisticados que permiten determinar con certeza el estado físico y mental de la persona y la naturaleza precisa de sus desequilibrios. Algunos de estos estudios son:

  • La determinación de la longitud de los telómeros
  • El perfil neuroadrenal que cuantifica las hormonas de estrés y los neurotransmisores
  • La medición de ácidos orgánicos y de las variables de actividad intestinal para evaluar el funcionamiento bioquímico y metabólico del organismo.

 

En muchas ocasiones, basta con subsanar las carencias y deficiencias de nutrientes, hormonas o neurotransmisores para que todo vuelva a trabajar de manera correcta.

En el ámbito de la regeneración hay grandes avances increíbles. Durante la primera semana de gestación aparecen las células que generarán todos los tejidos y órganos del cuerpo por medio de una programación predeterminada para que formen estructuras específicas, como huesos, pulmones, corazón cerebro, etc.

Lo que es fascinante es que algunas de estas células persisten después de la formación del feto, del nacimiento del bebé e incluso de su maduración en la edad adulta. Se llaman células madre y tienen tres peculiaridades:

  1. Son capaces de dividirse y renovarse así mismas durante largos periodos;
  2. No están especializadas;
  3. Pueden crear diferentes tipos de células especializadas.

Eso significa que igual pueden producir otras células madre a partir de ellas mismas, que reproducirse hacia otro tipo de células perfectamente diferenciadas. Dependiendo de sus capacidades, se clasifican como uni, oligo, multi, pluri o totipotenciales, de acuerdo a si se diferencian hacia uno, varios, muchos o todos los tejidos, respectivamente.

Persisten a lo largo de toda la vida en órganos como el intestino y la médula ósea, donde se dividen para reparar y reemplazar células dañadas. En otros sitios como el páncreas o el corazón, sólo se dividen en circunstancias y condiciones especiales.