Generalmente, aceptamos el aumento de la fragilidad física conforme envejecemos como “parte de la vida”.
Hasta hace poco, la mayoría de los estudios mostraban que después de los 40 años, las personas perdían, en general, el 8 % o más de su masa muscular con cada década que pasa, aunque algunas investigaciones nuevas sugieren que ésta no es una conclusión definitiva.
Recientemente, un estudio realizado con 40 corredores, ciclistas y nadadores de competencias, entre los 40 y los 81 años, no encontró ninguna evidencia de deterioro, los atletas de 70 y 80 años tenían tanta masa muscular como los atletas de 40.
La Dra. Vonda Wright, quien supervisó el estudio, dijo: “Pensamos que estos resultados son muy alentadores… Sugieren fuertemente que las personas no tienen que perder masa y función muscular conforme envejecen. Los cambios que habíamos asumido que se debían al envejecimiento y que, por lo tanto, no podían detenerse, en realidad parecen ser causados por la inactividad. Y esto puede modificarse”.
Durante los últimos años, los investigadores han descubierto que sí es posible restaurar la capacidad del músculo humano viejo para repararse y reconstruirse a sí mismo. Sin embargo, la necesidad de mantener en forma los músculos que envejecen también se ha demostrado, ya que los periodos largos de atrofia son más difíciles de superar. Por eso, conforme se envejece, el ejercicio físico se vuelve un aspecto muy importante de la salud óptima y la longevidad.
La buena noticia es que nunca es demasiado tarde para comenzar un programa de ejercicio, incluso si has estado inactivo durante mucho tiempo. Sólo ten en cuenta que los músculos más viejos no responden bien a los episodios repentinos de ejercicio, así que toma tus precauciones y comienza lentamente, para evitar las lesiones.
La seguridad siempre es un aspecto importante del ejercicio, aunque se vuelve fundamental si tienes más edad y apenas comienzas un programa reglamentado de ejercicio. Desafortunadamente, muchas personas mayores se abstienen de hacer ejercicio por completo debido al miedo a lesionarse o al dolor, cuando, en realidad, el ejercicio adecuado reducirá el riesgo de lesionarse y además mejorará el dolor.
Si eres mayor, te recomiendo que busques un compañero para entrenar – un entrenador personal o alguien con experiencia – que te guíe a través de tu rutina. Comienza despacio y aumenta gradualmente la intensidad conforme te vuelves más fuerte y evita las actividades que empeoran el dolor o lo causan.
Las investigaciones han demostrado que el ejercicio regular, incluso cuando se inicia en la madurez, ofrece enormes beneficios a la salud.
Por ejemplo:
- Una pequeña cantidad de ejercicio puede proteger a las personas mayores de la pérdida de memoria e incluso ayudar a revertir algunos de los efectos del envejecimiento.
- El ejercicio moderado en personas entre los 55 y los 75 años podría disminuir el riesgo de desarrollar síndrome metabólico, el cual es causante de padecer enfermedades cardiacas o diabetes.
El ejercicio físico es particularmente importante para mantener una alta calidad de vida, porque la movilidad limitada puede perjudicar bastante…
La lección es que la vida es un viaje apasionante y nunca se es “demasiado viejo”. Sin embargo, conforme envejeces sí necesitarás ajustar y descubrir a prueba y error lo que funciona mejor para ti. Aprende a escuchar a tu cuerpo para que puedas guiarlo por un camino que te brindará los mejores beneficios.
Así que, ¡comienza a moverte y no te detengas, sin importar tu edad!