La ateroesclerosis se inicia con la acumulación de grasa en la capa interna de las arterias, lo que va reduciendo su calibre. La grasa se saponifica con el tiempo al combinarse con calcio formando placas calcificadas que dan lugar a ateromas. Cuando se causa la obstrucción súbita da lugar a un infarto.
Las personas que consumen grasas saturadas tienen mayor riesgo de padecer de colesterol sanguíneo elevado, y quienes consumen una alta cantidad de azúcares o carbohidratos derivados de refrescos, jugos, panes y cereales aumentan su concentración de triglicéridos.
La hiperglucemia (altos niveles de azúcar en sangre), se asocia con daño a los vasos sanguíneos.
Se puede afirmar que la diabetes Mellitus es la enfermedad que produce más problemas cardiovasculares. La proporción de casos de cardiopatía en diabéticos puede duplicarse en comparación con quienes no lo son, por lo que se requieren cambios importantes en el estilo de vida.
De acuerdo a los estudios publicados por una encuesta de salud, el grupo con más riesgo de padecer hipertensión fue el de personas con diabetes Mellitus y un índice de masa corporal mayor a 30.
Otro factor clave es el tabaquismo. El humo del cigarro contiene tóxicos como la nicotina, el monóxido de carbono y el alquitrán que aumentan al doble el riesgo de infarto al miocardio.
En el estudio de 84,129 mujeres enfermeras que tuvo un seguimiento de 14 años se encontró que las mujeres que no fumaban, hacían ejercicio, consumían grasa de origen marino, y una dieta baja en grasas trans y reducidas en carga glicémica tenían sólo el 0.17% riesgo de infarto, contra el 99.83 % por ciento de quienes tenían malos hábitos en su estilo de vida.
El comité de Nutrición de la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA, American Hearth Asociation) ha postulado lineamientos para reducir el riesgo de las enfermedades cardiovasculares:
- Promover el consumo de una dieta correcta
- Alcanzar y mantener un peso corporal saludable
- Realizar actividad física
- Decir no al tabaquismo
- Regular la tensión arterial
- Controlar los niveles de azúcar en sangre
La Dieta ideal para evitar el riesgo de infartos recomienda :
- Aumentar el consumo de verdura
- Incrementar el consumo de fibra soluble
- Aumentar el consumo de antioxidantes y phytonutrientes
- Ingerir alimentos ricos en vitaminas del complejo B
- Reducir el consumo de grasas saturadas y grasas trans
- Aumentar el consumo de alimentos ricos en omega 3
Los ácidos grasos de mayor índice aterogénico (que contribuyen a formar las placas de grasa en las venas y arterias) se encuentran en alimentos de origen animal, por lo que se recomienda evitar el consumo de lácteos enteros y carnes grasosas.
También es importante reducir el consumo de aceites poliinsaturados como el aceite de cártamo y girasol que reducen los niveles de HDL conocido como colesterol bueno.
En cambio se recomienda aumentar el consumo de ácidos grasos que se encuentran en peces de agua fría y aceites de pescado como salmón, sardina, trucha, y en fuentes vegetales como el aceite de linaza, chía y semillas de girasol que reducen los niveles de colesterol en las arterias; aumentar el consumo de ácido graso oleico presente en aceite de oliva, canola, aguacate, nueces y cacahuates que reducen las concentraciones plasmáticas de colesterol. Aumentar el consumo de Fibras solubles: phsyllium, avena, pectinas de manzana, pera, zanahoria, plátano y leguminosas que aportan fibra. Se recomienda un aporte de 20 a 25 g de fibra.
Una de los puntos más importantes para evitar enfermedades cardiovasculares está en evitar el consumo de grasas trans presentes en margarinas, manteca (productos de panadería) y botanas fritas. La ingestión de este tipo de grasas aumenta los niveles de LDL (colesterol malo) y disminuyen las de HDL (colesterol bueno).
Se ha observado que en los pacientes que se apegan al plan de alimentación presentan reducciones de entre 5 y 20% de colesterol.
Existe una relación entre el descenso del peso corporal (alrededor de 5 kilos) y la reducción de colesterol (10 mg por dl) y de LDL (14%) y la tensión arterial sistólica en 4.4 mm/ hg y la diastólica en 3.6 mm/hg.
Otros estudios han documentado que si aunado a la reducción de peso se reduce el consumo de sodio a 2.5 g se puede reducir la incidencia de hipertensión en un 20%.
El beber alcohol con moderación aumentó los niveles de HDL. Lo ideal, tomar una copa de vino al día.